
Período prehispánico
La historia de la localidad de Usme se remonta a la época prehispánica cuando era un territorio ocupado por indígenas que, buscando sitios con abundantes fuentes de agua y lagunas apropiados para la fundación de lugares sagrados de culto y peregrinación, poblaron la apartada y montañosa región del páramo de Sumapaz y del alto del valle del río Tunjuelo. Esta gran cantidad de poblados indígenas a lo largo y ancho de la Sabana de Bogotá despertó la admiración de los conquistadores españoles que, creyendo que hallarían territorios en su mayoría deshabitados, se encontraron allí con una región altamente poblada.
Los registros de los cronistas españoles, que se remiten a los pueblos que habitaban la sabana de Bogot á como Bosa, Fontibón o Engativá y a los que se asentaron en las partes llanas como Chía, Nemocón o Zipaquirá, hacen suponer que los habitantes de Usme también formaban parte de esa extensa zona de poblados indígenas que componían la cultura muisca, aunque no estuvieran mencionados explícitamente; cuentan también las crónicas que entre el río Sumapaz y el río de Pasca en la región de “Useme”, expresión chibcha que significa “tu nido”, habitaban los sutagaos, que se encontraban emparentados con los doas, sumapaces y cundaís. Se sabe que la forma predominante de subsistencia para estas tribus se basaba en la agricultura y que actividades como la caza, la pesca y la minería eran otras alternativas de supervivencia y producción. La organización social muisca, compuesta por una federaci ón de cacicazgos y regida por un cacique mayor denominado zipa o zaque, fue catalogada por Reichel Dolmatoff como “sociedad jerárquica señorial”, refiriéndose a una situación en la que comulgaban los símbolos religiosos con el respeto por las jerarquías y por las normas milenarias establecidas por estos pueblos aborígenes, y donde el poder sobre la tribu lo ejercía una sola persona. Algunas leyendas muiscas sobre el poblado de Usme, han llegado hasta nosotros gracias a la tradición oral, aunque no hay registros escritos que las corroboren. Un ejemplo de estas leyendas es la que cuenta que hacia el año 1480, se enfrentó Saguanmachica, el cacique del poblado de Usme, con el cacique de Ubaque y el zaque de Tunja, quienes invadieron el pueblo, raptando a Usminia la hija de Saguanmachica. Finalmente y pese a que el cacique de Usme recuper ó el control del pueblo, y se convirtió en el primer zipa de Bacatá, nunca pudo recuperar a su hija.
Período colonial y republicano
Durante la Conquista los españoles sometieron a esta población indígena a la relación de poder que implantaron en la mayoría de los países que hoy conforman la América hispana, en la que los españoles daban las órdenes y los indígenas debían obedecer. Tiempo después la colonización, de la mano con las nuevas instituciones implantadas por los españoles en los siglos XVII y XVIII, permitió tanto el desarrollo económico agrícola y artesanal de la región como su desarrollo urbano, pero a la vez provocó que los indígenas fueran sometidos progresivamente a formas institucionales de explotación servil como la encomienda, la mita y la esclavitud. Obligados al trabajo forzado y condenados a desaparecer, ya fuera por el mestizaje, por las enfermedades, por el trato degradante dado por los españoles, o por genocidios perpetrados por algunos españoles sedientos de poder y territorio, los indígenas que sobrevivieron al vasallaje español fueron integrados al trabajo de las grandes haciendas en la época posterior a la Colonia, dejando solamente algunas reliquias como huella de su existencia. Hacia el año 1650 se fundó la población de San Pedro de Usme como poblado de carácter rural, y en 1711 se erigió como parroquia. De esta época viene la leyenda de las “marichuelas”, María Petronila y que a finales de 1740 estaba habitado por el virrey Solís, quien se enamoró de María Lugarda y en honor a ella mandó construir la hacienda Las Manas. Allí se desarrollaron grandes actividades agrícolas y ganaderas hacia finales de la época colonial, pero tiempo después la hacienda fue parcelada en varias fincas de ganadería y recreo, que en algunos casos conservan actualmente sus nombres originales4. La reseña de mediados del siglo XIX acerca de la hacienda El Hato, propiedad de una comunidad religiosa que estableció un centro de adoctrinamiento en esa zona, cuenta que, con la aparición del liberalismo radical, la hacienda fue expropiada y repartida entre ganaderos y aparceros; esta sucesión de propietarios y las implicaciones políticas que en algún momento tuvo, como la posesión por parte de las guerrillas conservadoras en los años 1876 y 18775, hacen de esta hacienda un lugar de importancia para la historia de Usme.
Período modernoA comienzos del siglo XX se reconoció a Usme como municipio, de acuerdo con el proceso de modernización institucional que vivía en ese momento la República con la expedición, en 1913, del Código de Régimen Político Municipal6, principio del funcionamiento para la mayoría de municipios del país. En 1954, bajo el marco de la organización del Distrito Especial7 y cumpliendo el mandato de la Constituci ón Política que establecía que la ciudad de Bogotá debía conformarse como “un Distrito Especial, sin sujeción al régimen municipal ordinario” (Art. 159)8, el municipio de Usme desapareció como entidad político- administrativa separada de Bogotá y pasó a ser parte integrante de su jurisdicción. Durante su organizaci ón como Distrito Especial, Bogotá anexó tambi én a los municipios circunvecinos de Bosa, Usaquén, Engativá, Suba y Fontibón, que desde entonces han estado articulados al desarrollo económico de la ciudad, beneficiándose de su expansión y modernizaci ón urbanas. Se pueden distinguir, entonces, tres grandes momentos en la historia de Usme: la época prehispánica, de la cual sólo se conocen los relatos que dejó la historia oral, antes de la llegada de los españoles; la época colonial y republicana, vinculadas a la evolución del Virreinato de la Nueva Granada, a las gestas libertarias de principios del siglo XIX y a la posterior evolución de la Gran Colombia; finalmente la época moderna, caracterizada por la expansión de Bogotá como ciudad capital y por la articulación de los municipios circunvecinos al desarrollo económico y social de la capital. En la actualidad, Usme es primordialmente una comunidad rural con escasa presencia industrial, que cuenta con varios centros educativos que ofrecen carreras especializadas en tecnología agrícola, conectada con las parcelas que producen gran cantidad de la papa que consume la Capital.
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